NUEVA YORK, Estados Unidos.- Un día después de que las principales potencias mundiales aprobaran en la ONU nuevas sanciones contra Corea del Norte, los cancilleres de Estados Unidos y China, Rex Tillerson y Wang Yi, se mostraron juntos para aumentar la presión sobre Pyongyang durante una cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) que se celebra en Manila.
Ayer el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas impuso sanciones a la exportación de materias primas y marisco de Corea del Norte, una medida que le costará cerca de 1.000 millones de dólares anuales al régimen comunista.
Ayer, en un gesto que buscó desactivar la creciente tensión bilateral alimentada por el presidente Donald Trump, los cancilleres de China y Estados Unidos destacaron el consenso alcanzado en Nueva York.
Para Tillerson, la aprobación de sanciones contra Pyongyang por sus continuas pruebas misilíticas y su consecuente desarrollo militar, fue un “resultado importante” de mucha negociación.
Wang dijo, ante la prensa, que las sanciones son una “respuesta necesaria” a los dos recientes ensayos de misiles intercontinentales de Corea del Norte, y confió en que la presión permita bloquear de forma efectiva el proceso de desarrollo de armas atómicas de ese país.
Ambos cancilleres se reunieron en paralelo con su par de Corea del Sur, Ri Yong-ho. El encuentro con Wang fue un poco más tenso que el que mantuvo con Tillerson, un férreo aliado de Seúl.
Wang le pidió a Ri que su país “no viole las resoluciones de la ONU ni provoque a la comunidad internacional con lanzamientos de misiles o pruebas nucleares”, contó el canciller chino a la prensa.
A diferencia de Washington y Seúl, quienes culpan sólo a Corea del Norte de la escalada militar y verbal en la región asiática, Wang repartió culpas entre los tres.
Por un lado censuró las pruebas misilísticas de Pyongyang, pero por otro lado le pidió a la superpotencia occidental y a su aliado en la península coreana que “dejen de elevar las tensiones”.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, otro invitado en la cumbre de ministros de Relaciones Exteriores de la ASEAN en Manila, se sumó a la posición de China y le pidió al gobierno de Trump que abandone los ejercicios militares conjuntos con Seúl en la península coreana.
Pyongyang respondió a la imposición de nuevas sanciones internacionales con amenazas. El gobierno de Kim Jong-un prometió convertir a la superpotencia en “un inimaginable mar de fuego” por lapolítica hostil de Trump. (Télam)